Descubre cómo la Escuela primaria Hamilton logró aumentar las tasas de alfabetización en 5.3 veces al enfocarse en la conexión con ClassDojo
Escuela primaria Hamilton
San Diego, CA
Incremento de 5.3x en tasas de alfabetización
with ClassDojo

Brittany Daley
Directora de la Escuela primaria Hamilton
Cuando Brittany Daley se convirtió en directora de la Escuela primaria Hamilton en City Heights de San Diego, la situación era preocupante: solo el 9% de los estudiantes leían al nivel de su año escolar y el 37% estaban ausentes crónicamente. “Me di cuenta de que las familias no estaban entusiasmadas de enviar a sus hijos a la Escuela, no se sentían informadas sobre lo que ocurría en nuestro plantel y, además, no se sentían cómodas—mucho menos capaces—de comunicarnos sus necesidades”, comentó.
Hamilton no solo necesitaba intervenciones académicas: requería un cambio cultural. ¿La estrategia? Poner la participación familiar al centro como motor clave del éxito del Estudiante.
Construyendo confianza antes de enseñar
Después de la pandemia, la desconfianza era profunda. Muchas familias se sentían desconectadas y las barreras idiomáticas complicaban aún más la comunicación. Casi la mitad de los Estudiantes aprendían inglés, con familias que hablaban español, haitiano-creole, pastún y vietnamita.
Para romper el ciclo de ausentismo y falta de compromiso, la Escuela inició enfocándose no en lo académico, sino en la visibilidad y la confianza. “Lo primero que hice fue establecer comunicación abierta con los Padres usando ClassDojo”, contó Daley. “Se volvió una forma sencilla de generar confianza y colaboración entre las familias y el personal”.
Un gesto simbólico dejó claro este compromiso: “Hace dos años, le compré a cada Profesor una silla azul. Si una madre, padre o tutor quería visitar, ahí tendría un espacio dedicado para ellos. Era mi manera de decir: ‘De aquí en adelante, las cosas van a ser diferentes.’”
“Lo primero que hice fue establecer comunicación abierta con los Padres usando ClassDojo.”
Participación alegre ante todo
El enfoque inicial no estuvo en lo académico: fue en mostrar a las familias que la Escuela podía ser un lugar alegre y acogedor. Se ofrecieron clases de arte después del horario, “Viernes Familiares” mensuales y eventos como la colecta de disfraces de Halloween y “Leer a través de América”.
“Nuestro objetivo en estos encuentros no era el aprendizaje. Todo era para construir confianza y crear relaciones significativas con los Estudiantes y sus familias”, explicó Daley.
La asistencia a Viernes Familiar pasó de 10 a más de 200 asistentes, con familias que luego lideraron iniciativas propias como tiendas de ropa, centros de alimentos y clases de inglés. “Hoy, el ambiente en Hamilton es radicalmente distinto al de hace cuatro años.”

Integrar lo académico al hogar
Una vez que se construyó la confianza, los logros académicos llegaron—pero siempre con las familias al centro. El enfoque en fonética para toda la escuela incluyó actividades personalizadas para hacer en casa, diseñadas y demostradas en colaboración durante reuniones entre Padres y Profesores.
“Rápidamente nos dimos cuenta de que, más allá de ayudar a los Estudiantes, este ejercicio desmontó una narrativa falsa que muchas familias creían: que no sabían lo suficiente, no tenían suficiente confianza o no contaban con tiempo para ayudar a sus hijos a tener éxito.”
Resultados reales para los niños
Los resultados hablan por sí solos: el 48% de los Estudiantes ahora leen al nivel de su año escolar y el ausentismo crónico bajó al 17%, con la meta de llegar al 14% este año. “Cuando los directivos del distrito visitan, siempre les impresiona la participación. Les digo, si algo te importa, debe integrarse tan profundamente al sistema que nadie tenga otra opción más que hacerlo.”
Participación familiar como estrategia, no como lema
Esta transformación no sucedió gracias a un nuevo plan de estudios ni herramientas costosas. Sucedió porque la Escuela integró la participación familiar al ADN de todo, desde juntas de personal hasta la planeación de alfabetización. No fue un programa aislado; fue el cimiento.
La investigación lo respalda: cuando las familias participan, mejoran las destrezas de lectura, el desarrollo del lenguaje y la atención en clase. También la motivación del Profesor y el bienestar familiar.
“Para mí, la participación familiar es la estrategia definitiva para lo académico”, dijo Daley. “A veces, en el mundo K-12, solemos separar esas cosas, pero en la realidad, es la clave para lograr metas académicas y crear una Comunidad escolar alegre.”